Porrusalda

Categoría: -bitácora reptiliana-

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (24)

    Llamo al timbre pero nadie responde. Me pregunto si tal vez Lis no ha vuelto de su viaje. O sí, y simplemente duerme y no le apetece contestar al interfono. Tal vez crea que es el chico del correo comercial y piensa: ¿Para qué? Quizás esté con algún tipo y tenga sueño porque follaron hasta…

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (23)

    Aquella mañana me desperté temprano, apenas amanecía. Me incorporé sobre el banco y estiré los brazos tanto como pude. Luego me levanté y oriné junto a un árbol. El parque se veía precioso, es algo que me ocurre a menudo. ¿El qué? Ver todo más bonito ¿Cuando? en cuanto decido abandonarlo. Bien. Dos sacudidas y…

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (22)

    En realidad no hay ninguna historia. Por lo menos aquí. Por el momento y mientras no se diga lo contrario, aquí es aquí. Creo que fuera pasa lo mismo, de todos modos. Tal vez debería empezar de nuevo. Vamos a ello. En realidad no hay ninguna historia. Ni aquí ni en ninguna parte. ¿Mejor? Puedes…

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (21)

    De pequeño me gustaban mucho los dinosaurios. También me gustaba el resto de animales, los que todavía no se han extinguido quiero decir. Leía muchos libros al respecto. Estaban llenos de datos como la gestación más larga, cuyo record es cosa de los elefantes con veintidós meses, vaya una cosa, o los seis metros de…

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (20)

    Recuerdo aquel cartel rectangular en el que a la derecha de una cabeza de león, sobre fondo azul en degradado de esquina inferior izquierda a esquina superior derecha podía leerse en letras amarillas: Reserva africana de Sigean. Más abajo decía: En Francia, a 45 km de Persignan. El mismo lugar que en la segunda guerra…

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (19)

    Lo primero que te soltaban a la cara al firmar el contrato era que meterías una hora extra diaria que no se reflejaría en ningún contrato y/o nómina. Con otras palabras, pero así de claro. Firmé un contrato de 9 a 14. Me explicaron que las cinco horas se correspondían con el tiempo efectivo de…

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (18)

    Ya había repartido publicidad con otra empresa, pero esto era otra cosa. La otra empresa era un cachondeo; aquí el trabajo era realmente duro y a menos que te machacases a diario estabas en la calle, la mayoría de la gente no aguantaba más de tres días. El desfile de compañeros era continuo, diría que…

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (17)

    Al bajar del metro cruzaba unas vías, luego otras y después de caminar durante diez minutos llegaba al trabajo. Repartía publicidad. Era un pequeño almacén de dos plantas junto a un parque. La primera planta era el almacén propiamente dicho, donde se guardaba todo el papel que teníamos que repartir, apilado en montañitas a ambos…

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (16)

    Este asunto de la latencia vital, eso de tardar demasiado en tomar consciencia de los problemas y navegar durante demasiado tiempo sin darme cuenta de qué era ese algo que jodía mis pequeñas matemáticas, es una de las muchas cosas que siempre me han preocupado y que todavía no me he conseguido explicar. En cualquier…

  • Páginas arrancadas del diario de un reptil (15)

    En el parque, eramos dos los fijos a la hora de dormir, yo y un cincuentón ex-farlopero que antes debía ser abogado, abogado de éxito, eso decía. “Podía llegar a gastar cincuenta mil pesetas al día, ahora solo necesito tres euros: dos para tabaco y uno para una barra de pan”. Era su frase favorita.…